Este mail lo recibí anoche. Merece la pena leerlo.
"PÁSALO. Así terminaba el mensaje que recibí en torno a las tres de la tarde anunciando una concentración silenciosa por la verdad frente a la sede del PP en la calle Génova. Así comenzaba algo que con el paso de las horas iba difundiéndose minuto a minuto. Por cada mensaje que la gente recibía, se enviaban diez, quince, veinte mensajes más.
Hubo gente que recibió hasta diez mensajes de grupos de gente diferente: familia, trabajo, lugar de estudios, gente del colegio, del barrio, y esos mensajes se multiplicaron hasta el infinito, propagándose como las llamas de un incendio por efecto del viento. A las seis de la tarde un despliegue policial protegía la sede del partido y sus efectivos pedían la documentación a todo manifestante que llegaba. Media hora después, sin embargo, la concurrencia de tantos madrileños sobrepasó la capacidad policial y una hora más tarde la calle Génova era un hervidero de gente gritando de rabia y pidiendo explicaciones al gobierno de la nación. Había gente que lloraba, otros expresaban su indignación a gritos, asesinos, te dijimos no a la guerra; vuestra guerra, nuestros muertos; no estamos todos, faltan doscientos; mentirosos, vosotros tenéis chofer, nosotros cercanías; lo sabe todo el mundo menos nosotros; los muertos no se utilizan, basta de manipulación, y queremos salir en La Primera.
La prensa que se encontraba tras el cordón policial era mayoritariamente extranjera, y había un gran despliegue de antenas parabólicas de cadenas televisivas europeas. De las calles adyacentes y bocas del metro salía cada vez más gente de todas las edades y razas que se unían a la concentración, que de silenciosa al final no tuvo casi nada porque se nos hacía difícil permanecer callados cuando se pretendía celebrar un minuto de silencio. Siempre alguien lo rompía con algún grito: mentirosos, asesinos. Las lágrimas y la indignación se propagaban de igual modo que la información. La gente estaba pegada a sus transistores y los móviles sonaban sin parar para transmitir información a la gente, que a su vez propagaba las noticias, que corrían de boca en boca. Cuando Rajoy declaró a los medios que la concentración era ilegal e ilegítima, y acusó a sectores del PSOE de haberla organizado, la multitud rugió y contestó: "nos han convocado los asesinados", y "la voz del pueblo no es ilegal". Cómo íbamos a ser ilegales, cuando el gobierno seguía mintiendo, ocultando información y violando los derechos más elementales del pueblo: el derecho a la libertad de expresión y al derecho a la información. En TVE 1, Cine de Barrio.
En Génova pasaban las horas y los ánimos se iban encendiendo cada vez más. Seguía llegando gente, y no se veían banderas de partidos políticos ni sindicatos. Sólo pancartas improvisadas con cartones y bolígrafos. Tampoco la gente cantaba; todo eran gritos de dolor e indignación. El jefe antidisturbios confesaba a un reportero de la SER que no podían disolver la concentración por la fuerza porque éramos ya más de 5 mil personas y no era cuestión de cargar contra la muchedumbre donde había ancianos y niños. Cada vez que algún miembro de la sede se asomaba a la ventana la gente rugía y pedía la verdad, y mientras, seguían llegando noticias de concentraciones espontáneas en todas las ciudades de España. Las nueve de la noche y nadie se movía de allí, pese al frío. Nos llegó una nota que circulaba en manos de todo el mundo: A las doce en sol. Pásalo.
De pronto otra noticia que se propaga entre la gente: dos hindúes y tres marroquíes detenidos por su relación con los supuestos asesinos en Lavapiés. Los servicios de inteligencia por un lado y el gobierno por otro. Españoles en el extranjero, amigos de todos los puntos del planeta seguían mandando noticias de las principales cadenas televisivas del mundo: Bush lamenta que el apoyo de España a su guerra contra Irak haya tenido estas consecuencias para Madrid. En cambio, el gobierno no lo lamenta, sino que oculta toda la información y llama a la calma, e insiste en que en la jornada de reflexión el pueblo no puede salir a la calle para expresarse. Rugimos más aún: no nos vamos, sal al balcón, da la cara, PP responsable, PP culpable, vuestra guerra, nuestros muertos, vosotros tenéis chofer, nosotros Cercanías, vosotros, fascistas, sois los terroristas. Diez de la noche y la gente sale hacia Sol tomando las calles sin permiso.
Yo me voy a Lavapiés para cenar un poco y ponerme algo de abrigo porque ya no siento las manos del frío. La plaza está vacía, y al llegar a la calle Cabeza nos encontramos con una chica joven que, en la puerta de su casa, aporrea una cacerola con la cabeza alta y el semblante grave. Tímidamente salen a los balcones vecinos que salen a aporrear las cacerolas. Primero es un suave tintineo, después comienzan a abrirse los balcones de todas las calles y comienza un zumbido ensordecedor que se expande por todo el barrio. Bajamos a la plaza, que comienza a llenarse de gente que aporrea sus cacerolas, sartenes e instrumentos con fuerza. Aparece una cámara de televisión alemana, mientras la plaza y las calles están llenas de gente protestando sin palabras, y en un momento precioso hasta parece que seguimos todos el mismo ritmo. Un ritmo fúnebre y contundente, seco, duro, lleno de rabia y solemnidad. Y marchamos todos hacia Sol, donde ni siquiera podemos entrar porque Madrid está en la calle. Siguen volando las noticias, siguen multiplicándose los mensajes de solidaridad con las protestas de otras ciudades, siguen propagándose las noticias. La policía ha cargado contra la gente en Zaragoza y en Barcelona. Están estudiando suspender las elecciones, ha aparecido en manos del PP, de repente, un vídeo en el que Al Quaeda reivindica el atentado, y la gente comenta asombrada e indignada que no salimos en los medios. En la SER comentan que pese a la toma de las calles por parte de la ciudadanía, no van a seguir retransmitiendo para mantener la calma y no calentar los ánimos. La censura del siglo XXI. Las cámaras, los micrófonos, y las luces desaparecen; solo quedan los reporteros alemanes que trabajan a destajo, y nosotros gritando, y todas las calles que desembocan en Sol colapsadas. No hay banderas, no hay partidos, no hay magnetófonos, no hay organizadores, no hay órdenes. La multitud avanza espontáneamente hacia Atocha y la policía se retira discretamente. La calle es nuestra y caminamos por donde queremos, cortando el tráfico. Nadie rompe cristales, nadie destroza el mobiliario urbano, Madrid avanza cívicamente y Ansuátegui ordena invisibilidad. La policía apaga las sirenas, y las lecheras apenas son percibidas. "Veniros con nosotros", grita alguno a los uniformados, que no se atreven ni a mirarnos a los ojos. La rabia está e grito, en las palabras. La gente exige que el gobierno informe, que los medios informen, la gente exige que el gobierno asuma su responsabilidad, y que deje de mentir a un país entero, que a través de Internet y los teléfonos móviles va conectándose con el mundo entero. Los medios nacionales ningunean la protesta y dejan claro de qué lado están. La gente alza sus móviles para que los que escuchan al otro lado perciban el ambiente que hay en Madrid. Más de un millar de personas bajan hacia Atocha por la calle del Prado y por la calle Atocha. Y circula otro papel: a las dos en punto cinco minutos de silencio. Pásalo.
Todos al suelo. Silencio sepulcral. No hay cámaras. Miles de velas encendidas, y se rompe el silencio con el grito lleno de orgullo: viva Madrid, y todos gritamos, viva, viva Madrid. Aznar escucha, el pueblo está en lucha, y las riadas humanas avanzan hacia el Congreso. En la radio solo se oye música y resúmenes del partido del Real Madrid. Las voces ya cascadas por el paso de las horas, los pies doloridos, y no hay miedo, no hay policía, solo el helicóptero rugiendo encima de nuestras cabezas, y una sensación de euforia al ver que somos tantos, que somos incontables. "También estuvimos en la manifestación de ayer", decían algunos cartones a modo de pancarta. Frente al congreso, las lecheras protegiendo el recinto sagrado donde unos cuantos toman las decisiones sin preguntar. La gente vuelve a gritar, dijimos no a la guerra, dijimos no a la guerra, vuestra guerra, nuestros muertos, un pozo de petróleo por un pozo de sangre, embushteros, tve= nodo, urdaci nazi, queremos la verdad. Pasamos el congreso, llegamos a la Gran Vía, seguimos por Hortaleza. La gente sale de los bares, los pubs y las discotecas. Unos se unen, otros provocan preguntando qué pasa y por qué tomamos las calles, y Madrid avanza imparable bajo la atenta mirada del helicóptero.
Los porteros de las discotecas desde las que sale música evasiva y alegre nos miran alucinados, tratando de proteger los imperios del alcohol y la música entretenida. Llegamos a la sede del PP de nuevo, y la gente, pese al cansancio, sigue aullando. Cuatro, cinco de la mañana, y la gente grita hoy protestamos, mañana os cesamos, a la hora de votar se tiene que notar, asesinos, mentirosos.
Agotada regreso a casa. En Sol hay cientos de velas encendidas, y decenas de ramos de flores y carteles, cartas, gritos de papel donde la gente demuestra su solidaridad y su cariño. La gente se arrodilla, enciende más velas, y todo está en silencio. Siguen las pancartas colgando de todos los rincones de la Puerta del Sol; los servicios de limpieza esta vez respetan el dolor de una ciudad entera que llora a sus muertos. Banderas de todas partes del mundo, y escritos en árabe, no al terrorismo, PP responde, mensajes de las familias de los fallecidos, basta de horror, queremos la verdad, televisión manipulación, y cuatro mendigos apoyados contra la pared, rodeados de velas, en silencio. El pueblo llora, el gobierno miente. Lucía no te olvidaremos nunca. Papá te quiero. Esta no es nuestra guerra. Agotada, no puedo ni moverme de allí. Porque si la gente expresaba la rabia ante la mentira en la calle Génova, allí se concentra el dolor, el silencio, velas encendidas y flores congeladas del frío que hace.
Esto es lo que sucedió en Madrid la víspera de las elecciones. Y si en los medios no se quiso recoger esta toma de las calles por parte del pueblo madrileño, por lo menos que se difunda por la Red lo que pretende ser acallado y ocultado. Porque algo ha cambiado desde anoche: ya no tenemos miedo. Ni en Madrid, ni en el resto de las ciudades, ni los pueblos. Y no necesitamos partidos políticos que organicen manifestaciones: ya sabemos que Internet y los móviles cuentan lo que no cuentan los medios oficiales, y ya sabemos que tenemos una herramienta de comunicación, la del boca a boca, para expresarnos. Se nos han negado los derechos fundamentales que reconoce nuestra Constitución, y el pueblo ha pagado caro la incursión de su gobierno en una guerra por petróleo. Un pueblo que nunca ha tenido problemas con el mundo árabe, un pueblo que se indigna ante la mentira y los insultos del candidato a la presidencia de España. Madrid demostró que está llena de gente de todas las nacionalidades, edades y condiciones sociales que son sensibles, y fue anoche la verdadera democracia, la de la soberanía del pueblo, en la que la gente se expresaba libremente.
Pásalo. "
Por si alguien no se había enterado todavía.
11 de Marzo 7:42
PRÓXIMA ESTACIÓN: ATOCHA
De repente la muerte existe
De repente la sangre
De repente el miedo
De repente la amistad
el amor
la solidaridad
De repente la indignación
por los muertos de hoy
de ayer, de mañana
De repente la rabia
por la mentira
el engaño
la injusticia de hoy
de ayer, de mañana
De repente la memoria
De repente humanos
PROXÍMA ESTACIÓN: LA HUMANIDAD?
No sé por qué.
Tengo el llanto en los ojos a cada momento. Sigo sobrecogida.
He vuelto a hacer el camino de ayer. Y la semana que viene, cada día, volveré a hacerlo. Y cada día que lo hago vuelvo a creer que es jueves.
Mientras vuelvo a casa imagino que, justo en ese momento, cientos de personas se levantaban y se iban a la estación a coger esos trenes. Hacían su rutina para ir al trabajo, para ir a estudiar, para ir a....
Me sobrecoge pensar en la simultaneidad de las historias, la mía y la de todos ellos, las historias cotidianas de todas las personas corrientes del mundo en ese preciso instante.
En estos días no me apetece hablar de nada cotidiano, de las pequeñas cosas que nos importaban antes. Como decía ayer Juan José Millás en el País:
"Todo se queda antiguo de repente: la contabilidad, la boda de Ricardo, el nacimiento de Luis o Cristina, el inventario, el debe y el haber, la previsión del tiempo, la discusión de la cena, el mensaje que te dejaron en el contestador. Ni siquiera hace falta que suspendas esa cita... una vez que se ha suspendido la existencia... Todos somos huérfanos de los muertos de ayer. Sus destinos rotos estaban trenzados a los nuestros. Hoy somos un tejido desgarrado, lleno de hebras sueltas, cuyos muñones quiebran las proporciones de la trama... De súbito, estos salvajes han dejado antigua la entrada para el cine, la reserva para la cena, los billetes de avión para Semana Santa..."
Hace unas horas ha fallecido la víctima número 200. Doscientas puñaladas en el corazón...
Yo sigo viviendo cada día ese jueves por la mañana. Antes y después de ese momento cotidiano de nuestras vidas.
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Ayer fui a la manifestación de Madrid. Conseguimos subir a uno de los autobuses que iban a rebosar. Por los cristales empañados conseguí ver, por las calles, bajo la lluvia, desde lejos de donde era la concentración, oleadas de personas que caminaban hacia allí porque no habían podido coger ni el bus ni el metro porque iban llenos de personas.
Era una gran marea de almas que se movían al unísono.
Llegamos hasta Atocha, hasta uno de los lugares en que quedó paralizado el tiempo el jueves. No pudimos andar más allá.
Toda la vida, todo el amor, toda la emoción, concentradas donde hace dos días se concentraba toda la muerte, todo el horror.
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No he sentido odio, ni rabia en todo este tiempo. Sólo tristeza, incredulidad, espanto... Sólo me he preguntado el por qué.
A la gente se le llena la boca de "España". Yo no siento orgullo de nada, sólo de ser buena persona. Para mí solo hay dos tipos de gente: la buena gente y la mala gente. Pero también, por un momento, quiero ir más allá, y me he preguntado: ¿somos inocentes? ¿Dónde está la razón de todo este odio? Porque sólo un odio enorme puede ser el origen de esta masacre. ¿Dónde nace el odio? ¿Qué puede llevar a alguien a sentir ese odio por sus semejantes?
Tal vez tú te molestes por esta pregunta, y te dirás "yo no he matado a nadie", pero ¿qué sutil historia se esconde debajo de la Historia? Dios me libre de justificar la razón de estas horribles acciones. Sólo busco un por qué.
No te confundas, son sólo preguntas. ¿Por qué suceden las cosas terribles que suceden?
Ayer en la radio un periodista preguntó a un importante deportista vasco que si no se sentiría aliviado si se supiera que no ha sido ETA. El deportista se sintió muy molesto, evidentemente, porque ni eso ni nada podía aliviarlo.
Mi llanto es por 200 almas en Madrid, 3000 en Nueva York, 10.000 en Irak... y los miles que fueron y serán en todo el mundo.
Busquemos justicia, pero no venganza. El odio solo alimenta el odio.
¿Dónde están el bien y el mal?
El jueves cientos de personas sacaron lo mejor de sí mismas para ayudar en medio del horror.
¿Por qué no sacamos cada día lo mejor de nosotros mismos para, simplemente, vivir en paz?
No sé por qué.
Un abrazo a toda la buena gente del mundo.
Son poco más de las 7:15 de la mañana. Acabo de llegar de trabajar toda la noche.
He entrado en casa a las 7, después de seguir el mismo camino que sigo cada mañana. Conozco cada semáforo, y su ordinario mecanismo sincronizado.
Llego a casa en silencio, entro y doy mil besos a laura.
Enciendo el ordenador y mientras consulto el correo desayuno.
Dentro de un rato me iré a la cama.
Hoy he hecho el mismo recorrido de ayer. Ayer... entré en casa a las 7, después de seguir el mismo camino que sigo cada mañana. Conozco cada semáforo, y su ordinario mecanismo sincronizado. Todo en su ordinaria cotidianeidad.
....................
Laura se levantó para ir al baño un momento. A eso de las 7:40 sonaron unas explosiones lejanas.
Ella me dijo que "esas horas eran muy raras para tirar petardos". Nuestra casa está a 5 minutos de Santa Eugenia y no muy lejos de Atocha.
Nos acostamos y al poco empezaron a atronar sirenas que pasaban cerca de casa y se alejaban.
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Sí, hoy he hecho el mismo recorrido de cada día y he llegado a casa a las 7. Pero no he contado otros detalles. Al pasar por el kiosko y comprar el periódico he sentido ganas de abrazar al kioskero. Y todo el camino pensaba... ayer hice este camino. Por un momento he creído que hoy era ayer.
Llegaba a casa, besaba a laura y después...
Hace 24 h., en ese momento antes, todas esas personas iban a algún lugar, en un día ordinario.
Ahora silencio, sólo silencio.
Qué fácil es mutilar cuerpos de gente corriente en un día cualquiera, qué fácil es mutilarnos el alma en un instante.
Un instante antes sólo era un día ordinario.
Una vez oí decir al director de cine K. Kieslovski ("Azul"), en un reportaje, que se sentía siempre como si permaneciera sentado en una sala de espera. Su vida era estar sentado en una sala de espera. No sabía muy bien qué esperaba, sólo veía entrar en alguna parte a los demás y él esperaba...
Siempre andamos esperando algo.
Frente a mi escritorio tengo un trozo de papel que leo de vez en cuando y que alguien escribió un buen día.
LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO.
TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS DINERO,
AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN HERIDO
Y BAILA... COMO SI NO TE ESTUVIERAN MIRANDO.
Yo añadiría algo más:
No se trata de buscar la felicidad sino de encontrar el equilibrio.
La felicidad es sólo algo de las películas, los libros, los cuentos... Se trata de encontrar un equilibrio entre lo que somos y lo que nos pasa cada día, un equilibrio entre los momentos felices y los contratiempos, entre la ansiedad y la serenidad.
Espero que ÉSTE sea un buen momento para ti.
Como he leído hace poco... Viendo lo que hay, más que votar en blanco lo que dan ganas es de votar en negro.
Yo siempre voto. Y voto a los que no ganan nunca.
Voto, aunque sea en blanco o negro, porque ha costado mucho que votemos. Sobre todo es un homenaje a las personas que se dejaron la piel y la vida para que los ciudadanos tuvieramos algo que decir, aunque fuera poco. Y especialmente porque las mujeres pudiéramos votar.
A veces se nos olvida la historia. Demasiadas veces. Tenemos memoria de pez.
No es tan lejano el día en que algunos ponían el grito en el cielo cuando una mujer dijo que quería votar y hoy nos parece obvio y normal.
Menos lejano es el día en que salimos a la calle a protestar en contra de la guerra de Irak... y el día 14 muchos de esos que llenaron las calles volverán a votar a los mismos.
Y voto a los que no ganan nunca porque al menos quiero que haya una mosca cojonera y sensata que les saque los colores y plantee debates. Porque la política debería ser eso: debatir, dialogar y consensuar. No que unos hagan lo que les da la gana por sus huevos y que todos pensemos igual y no nos dejen ni abrir la boca.
Les voto porque me parecen más honrados. Y porque no me gusta que me tomen el pelo como lo están haciendo los mismos de siempre.
Al final, me da vergüenza decir que tendremos lo que nos merecemos, aunque no quiero tener que pensar que yo tuve algo que ver.
Por eso el día 14 iré a votar, en blanco, negro, rojo, verde, azul, morado, amarillo.....
He descubierto una web estupenda y quería compartirla contigo.
Se trata de el poder de la palabra, un lugar donde encontrarás todo sobre literatura, arte, arquitectura, cine... con textos, biografías, imágenes y lo mejor, música, mucha música, clásica y de cine. Cientos de temas y bandas sonoras que podrás escuchar mientras navegas, y todo muy bien ordenadito.
Es una pena pero no he descubierto la forma de bajarse la música, en cualquier caso puedes escuchar mucha buena música.
Esta web la he incluído en otros caminos que puedes transitar, ya que no puedo meterla en la mochila.
Ahora mismo estoy escuchando la BSO de "En el estanque dorado"... Es una caña, aquí puedes disfrutar de música de un montón de pelis, antiguas, modernas, raras, conocidas... de todo.
Espero que tú también encuentres lo que buscas y lo disfrutes.