Como siempre por estas fechas, caigo en un estado de sopor que me impide hacer muchas de las cosas que tenía en mente hacer.
No sólo cosas, digamos, poco agradables, como los quehaceres domésticos que me persiguen, sino también las cosas interesantes.
No puedo, no puedo, no puedo... esta caló me vence, este sopor neuronal que me fatiga ya antes de levantarme del sofá o de la cama.
Hay cosas que no puedo evitar, como levantarme para ir a trabajar (menuda mierda, salvo cuando sube mi cuenta corriente), pero otras que hace unas semanas me llenaban de ilusiones (tengo que hacer esto, voy a meterme en esto otro, a ver si hago aquello...) ahora me dan pereza.
Ya me cuesta un triunfo encender el ordenador y eso que antes pasaba un montón de horas delante maquinando alguna cosa. No sé si es el calor o la vuelta de vacaciones, pero el caso es que tengo mil cosas en la cabeza que tengo que hacer, o medio hacer, o empezar, o acabar...
Y encima soy de las que me ofrezco voluntaria para hacer cualquier "cosilla" de esas que no son "deberes".
La última, a ver si pongo en marcha algo así como una web que se nos ha ocurrido a un grupo de amigos de la facultad (esa que dejé hace 9 años). De esas ideas que se nos ocurren cada vez que nos juntamos a tomar unas cañas dos o tres veces al año para retomar o rememorar las cosas que hacíamos juntos entonces, como una revista universitaria.
¿Será complejo de Peter Pan? El caso es que muchos del grupo ya están casados, con hijos... y sólo hablan de hipotecas y del último grito en utensilios domésticos, como la turbomix... y al resto de nosotros nos aburre o nos espanta que las reuniones tomen ese camino. Uff...
Pero a lo que iba... ¿haremos alguna vez la dichosa web? ¿Dejaremos de hablar de nuestra "gloriosa" revistilla? ¿Caeré en manos de la carrera consumista doméstica y acabaré comprándome una turbomix?
Este calor va a aguarme el cerebro... Voy a tirarme a la cama y a intentar leer ese libro que lleva meses en la estantería esperando ser abierto... no sé si podré...
Hace ya una semana que volvimos de vacaciones y aún estoy un poco en el limbo postvacacional... Uff
Al volver el lunes al curro me encuentro con que sólo trabajo hasta el miércoles (así, así, pokito a poco) y no vuelvo hasta el martes siguiente. No está mal, eh? La vuelta al trabajo siempre se hace cuesta arriba, y más con los calores que hay por aki, por Madrid (hemos tenido unos días ahora de asueto), así que cuando vuelvo el martes la semanita será corta, aunque tenga que trabajar de noche.
Hemos estado una semanita en esta casita de la foto... la pera!! Luego nos hemos ido a rular otra semanita con la casita de tela, por Levante. Pero lo bueno se acaba... Y en octubre otras dos semanitas!!
Ya colgaré otras fotillos de este viajecito. Hemos tenido gnomos, brujillas, freskito, decepciones, buena comida (como no), vacas, avestruces, mar, montaña, caracoles, hayedos, velas caseras, alcaparras, ovejas pelonas, reencuentros, descanso... Un lujo...
Y después de la tranquilidad...: el mismo curro, la misma caspa (me inquieta la televisión), la perritis estival, las averias domésticas, la mancha que se extiende (veáse teoría)... Nada ha cambiado, o es que, después de estar tan ricamente unos días, ves que lo que tenemos en el día a día, comparando, es una mierdecilla. Pero si no fuera así tal vez no lo apreciaríamos. Pequeños momentos...
No, si al final lo dejaremos todo para irnos a vivir al campito.
Y a esperar nuevos días de escapada...