Siempre he pensado que las personas que no comprenden este libro, o no han conseguido terminarlo, son personas que no merecen mucho la pena...
- Buenos días - dijo el principito.
- Buenos días - dijo el vendedor.
Era un vendedor de píldoras perfeccionadas, de las que apagan la sed. Tomando una a la semana, ya no se siente la necesidad de beber.
- ¿Por qué vendes esto? - dijo el principito.
- Supone una gran economía de tiempo - dijo el vendedor -. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos a la semana.
- Y ¿qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
- Se hace lo que se quiere...
"Yo -se dijo el principito-, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, andaría despacito hacia una fuente..."
No es un libro para niños... o como dijo su autor, en realidad es un libro para los niños que algún día fuimos.
Para mí, El principito es como El Mago de Oz, como Momo, e incluso, Los SImpson, todos esconden tras una aparente fachada infantil, el tortuoso camino hacia la madurez, sin que de las alforjas caigan los valores éticos y morales que nos permiten caminar erguidos. Bueno, no me enrollo más. Me parece fabulosa tu iniciativa. Hasta pronto
Escrito por Vincent a las 22 de Mayo 2004 a las 08:21 PM